El sábado, cena en una típica sidrería.
Y el domingo, a pedalear...
Al finalizar la prueba, había preparado un festín para participantes y familias enorme. No faltó nada: queso cabrales, empanada, chorizo a la sidra, sidra, por supuesto, postre...
En el sorteo de regalos, Zamanillo fue agraciado con un sillín.
La experiencia fue muy positiva. La marcha, normalita, con carretera con un asfalto irregular en muchos casos, pero lo que fue la parte final, una pasada. Una marcha hecha para el cicloturista. No faltó nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Pon aquí tu comentario ...